GALERÍAS DEL MUSEO HISTÓRICO RAFAEL ANGEL CALDERÓN GUARDIA, 1998. CUATRO INSTALACIONES GRÁFICAS / CUATRO PROYECTOS INDIVIDUALES. DETALLES DE CATÁLOGO
Sub-producto de una infinidad de artificios técnicos y de una prolongada homilía conceptual a la que asistimos oficiosamente, entre el hábito creador y el hábito creado, surge la imagen gráfica. Pero es en los valores de proceso de este ensayo lúdico, donde la materia transita por las regiones íntimas de lo prohibitivo y provocador, de lo modelador y manipulable, de la confrontación y del silencio, de la convivencia y de la soledad a secas, de donde se erigen estas cuatro instalaciones, rasgando, como si de una vestidura se tratara, los mitos y estereotipos anclados en el discurso que heredamos sobre lo formal y trascendente. Es así como ROPA TENDIDA, de Rebeca Alpízar, resulta de una serie de imágenes devenidas de su ensayo fotográfico en torno a los tendederos, connota el ordenamiento cultural sobre lo femenino y su dialogo con “lo otro”, en ese entrañamiento que rebasa lo aparentemente convenido, al colgar los “trapos sucios” a la mirada de todos. Carolina Córdoba, a su vez deja en el perchero las pieles de la marioneta arbitraria que constituye LA ÚLTIMA ECDISIS, donde lo humano y el fetiche se conjugan replanteando lecturas a las cargas simbólicas en la relación de la serpiente y la mujer, inscrita en esa urdimbre dolorosa que delimita el espacio interior. Participándonos del abandono de su hábito, esta especie de muñeca de vestir estrena su vestido nuevo. Por su parte Marcia Salas, con los AGUATES SON TESTIGOS, evoca la infancia del mundo cuando inevitablemente el mundo era cuadrado, con una cartografía propia, inventa y cose sus coordenadas sobre los edredones; visión que repunta al estado en duermevela en la que lo regional, representado por el fruto, testigo de su niñez en Paso Canoas. Por último, NO MIRE CON EL OJO CIEGO, donde sobrepongo las relaciones de una visión horizontal y homogénea en contrapunto a los retratos verticales, que mezclan la ascensión de lo espiritual y mundano en la multiplicidad del yo, dualidad del “voyeurista”, al tener la certeza de ser, además, también el otro. IN-HÁBITO enmarca cuatro lecturas diferentes sobre los estereotipos dinámicos en el juego de poder, sea este político, erótico, social, como un intento, quizá acertado, quizá no, por recuperar la plena desnudez.
Presentación de catálogo INHÁBITOS, de Grana, Taller de Estampa, Cuatro instalaciones gráficas , Museo Histórico Rafael Ángel Calderón Guardia, texto deSila Chanto.
El taller grana, no existió como un espacio físico ubicable, lal ausencia de linderos materioales, se utilizó como referente de una intención de explorar los límites tradicionales de la gráfica en proyectos de carácter experimetal. Fue una iniciativa de autogestión de Carolina Córdoba, Marcia Salas y Sila Chanto, a las que luego se uniría Rebeca Alpízar, artistas que utilizaban el grabado como parte de los recursos de su obra, y en algunos casos como eje de la misma, articuando otros recursos como la escritura, collages, montaje modular, instalación, proyectos de producción colectiva, danza y multimedia. Las integrantes del colectivo, se organizaron desde 1997 en la autogestión de sus proyectos (producción, difusión, co-curaduría colegiada) y sus propuestas estarían marcadas por una preocupación en redirigir los planteamientos tradicionales de la técnica hacia una reconceptualización de la m matriz, el soporte, la impresión y el espacio a intervenir.
En el libro del señor Eugenio Rodríguez (+), página 28, se dedica un párrafo al GRANA, Taller de Estampa. Lamentablemente se incurre en dos errores, el primero, al incluir dentro de la nómina del grupo al artista Edgar Brenes. El error consiste en que el grupo estuvo conformado únicamente por mujeres grabadoras contemporáneas, cuya obra se centraba en la exploración más allá de los límites asumidos por la tradición gráfica local. Se incurre en un segundo error al señalar que el grupo estaba conformado por estudiantes de grabado de la UNA y la UCR, pero las cuatro artistas, se vincularon al compartir los talleres de la UCR únicamente, pero el común denominador, más que el sitio de referencia, fue la ruptura misma con los patrones académicos.